Tengo que reconocer que el viaje ha sido un poco paliza. Salimos el viernes a las 8 de la tarde y cogimos un autobús VIP con el que viajamos toda la noche. El autobús estaba bastante bien. Eran tres asientos por fila en lugar de los cuatro tradicionales, los asientos eran anchos, con suficiente espacio con el de delante, el respaldo se reclinaba casi hasta la posición horizontal con un reposa pies que casi recordaba a una cama, repartieron almohadas y mantas y nos dieron una típica cena tai y un desayuno. Lo pero fue, como siempre, que el aire acondicionado estaba a todo lo que daba, por lo que pasamos bastante frío. ¿Como en un país donde la temperatura mínima es de 20ºC contrarrestan el aire acondicionado con mantas? ¿No sería mas fácil poner el autobús a unos 24 o 25 grados en lugar de a 19? En fin, contrastes.
Llegamos a las cinco de la mañana y fuimos al guest house (una especie de pensión pero mucho mas cuidado y bonito, en ocasiones tiene hasta piscina) que teníamos reservado donde dormimos hasta las ocho, ya que media hora después pasaron a por nosotros para empezar.
Todo este día lo dedicamos a hacer rafting. El problema de este deporte es que hasta que empiezas tienes que llegar a lo alto de la montaña donde empieza el río practicable, por lo que tuvimos que sufrir una hora y media de camino en furgoneta y luego media hora mas por un camino bastante complicado en pick-up. A la llegada nos dieron de comer y después empezó lo bueno.
La aventura duro algo mas de dos horas.
De vuelta a nuestras habitaciones decidimos ir a cenar a un italiano cercano para acabar en la terraza del guest house tomando unas cervezas, jugando a los chinos y disfrutando de nuestro primer espectáculo de magia por parte de nuestro mago particular de la oficina, Javi. Espero poder disfrutar de su arte es mas ocasiones antes de que se marche a finales de año, porque realmente es impresionante.
Al día siguiente de nuevo a las ocho en pie. Pensábamos que esta vez el día iba a ser menos agotador físicamente, pero al final del día descubrimos nuestro error. Yo estaba deseando subirme al quad y empezar la ruta, y no me decepcionó para nada. Otras dos horas y pico de ruta en las que incluyeron: un primer tramo por carretera que nos condujo a un camino de tierra que terminaba donde comenzaba la selva. Fue muy emocionante pasar por caminos llenos de agujeros, charcos y demás obstáculos a través de una selva preciosa.
Llegamos hasta la cima de la montaña donde había una vista muy bella de la zona.
Cuando llegamos al establecimiento de donde habíamos partido, a pesar del cansancio de brazos y piernas, me hubiera gustado haber seguido una hora mas. Intentaremos repetir en otra ocasión.
A la vuelta solo nos quedaban unas tres horas para coger el autobús de vuelta a Bangkok, así que tuvimos tiempo de dar una vuelta por el mercado de los Domingos, darnos un baño en la piscina, y ducharnos antes de dirigirnos hacia la estación.
En resumen, muy buen fin de semana, sobre todo los quads. Esperemos que la próxima salida sea definitivamente a la playa.
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