29 de agosto de 2011

Dia 3 - Beijing - Ciudad Prohibida

Este día me hacía mucha ilusión, porque era el primero en pasarlo completo en la ciudad e iba a poder empezar a hacerme una idea sobre este país, su cultura y su gente.

Llegamos con el metro a la Plaza de Tiananmen (天安門廣場). Nada mas salir me sorprendió el enorme tráfico que pasaba por una calle de doble sentido y con seis carriles en cada uno de ellos que separa la plaza con la Ciudad Prohibida (紫禁城). Supongo que en unos años se darán cuenta de lo que supone eso para los monumentos y se plantearán cortar el tráfico o restringirlo como ya ocurre en Europa. Cruzamos la gran avenida de Chang'an por un subterráneo para dirigirnos hacia la plaza, y lo siguiente que me sorprendió fue tener que pasar por una garita de seguridad con un detector de metales y un escaner para los bolsos como si de un aeropuerto se tratara. Y es que es la segunda plaza mas grande del mundo y es enorme el número de turistas que se concentran allí. Aquí se celebran los desfiles militares y grandes espectáculos, pero es mayormente conocida por las protestas civiles y la posterior masacre que se produjo en ella en 1989 en la que murieron un número indeterminado de personas, puesto que las distintas fuentes no se ponen de acuerdo. De aquí se extrajo la famosa foto en la que una sola persona impide el avance de los tanques militares que fueron sacados para reprimir dichas protestas.

La plaza también acoge algunos monumentos:
  • El Mausoleo de Mao Zedong (毛主席纪念堂). El fundador de la Republica Popular de China se encuentra aquí embalsamado. Hay una gran cola para entrar al recinto. Nosotros decidimos dejarlo.

  • El Monumento a los Héroes del Pueblo (人民英雄纪念碑)fue construido en mármol para homenajear a aquellos que lucharon en la guerra contra los japonenses y el resto de enemigos por su independencia y libertad.

  • La Puerta de Zhengyangmen (前門)era la entrada sur a la ciudad, y a sus lados se extendían los antiguos muros.
  • De forma temporal se celebraba el 90 aniversario de la creación del Partido Comunista Chino

    Volvimos a cruzar al otro lado de la avenida y nos adentramos en la Ciudad Prohibida cruzando el puente sobre el Rio de Aguas Doradas, nombre que se le da a los fosos que rodean la ciudad, y pasando bajo la Puerta de la Paz Celestial.
     Este gran complejo sirvió de hogar durante casi 500 años a emperadores. Era el centro de la antigua ciudad amurallada de Beijing y alberga casi mil edificios construidos en su magnífica arquitectura tradicional. Contiene  la mayor colección de estructuras de madera del mundo y es el complejo palaciego en pie mas grande sobre la tierra. Está dividida horizontalmente en dos partes: un patio frontal al que se accede primero, utilizado para ritos ceremoniales; y un patio interior donde residía el emperador y su familia y usado para los asuntos de estado.
      El calor apretaba mucho ese día, y apenas se podían encontrar sombras. Cuando ya llevábamos la mitad del camino nos sentamos un rato a descansar y beber agua, y de repente nos dimos cuenta de una cosa que día tras día fuimos confirmando: apenas veíamos personas occidentales entre aquella multitud! Empezamos a fijarnos mejor y efectivamente el noventa y pico por ciento de los que nos encontrábamos allí tenían rasgos orientales, por lo que imaginamos que la mayor parte del turismo era local. Seguimos nuestro camino, y al poco rato una familia me pidió que les hiciera una foto (el idioma de los gestos es universal). Cuando estuvo hecha nos hacían otras señales que al principio no alcanzábamos a interpretar, porque lo que querían era hacerse una foto con Sam. Esto nos llevó a la segunda conclusión, este turismo es local y de poblaciones rurales donde posiblemente no hayan visto a una persona rubia, de ojos verdes y con pecas. Así que es posible que esas fotos estén adornando los salones de algunas casas, jaja.

    Hicimos un alto en el camino para comer y reponer algo de fuerzas y continuamos. Justo a la espalda de la Ciudad Prohibida se encuentra el Parque Jingshan (景山) que originalmente era un jardín imperial y se construyó para seguir los principios del Feng Shui por el cual la residencia debe estar bajo una colina. Es impresionante pensar que sus 45 metros de altura se alcanzaron utilizando tierra que se extrajo de los fosos del Palacio Imperial y utilizando sus propias manos y la fuerza de los animales. Tiene cinco picos que albergan un pabellón utilizado para reuniones y ocio, y que vienen muy bien para descansar y poder llegar al último y más alto, ya que el sofoco que teníamos encima empezaba a ser importante.
    Desde aquí se tiene una gran panorámica de La Ciudad Prohibida, por lo que te puedes hacer una idea de sus dimensiones.
     Por último subimos a ver la gran pagoda blanca del cercano Parque de Beihai (北海公园)que también se construyó como jardín imperial. Está rodeado por un lago que cubre mas de la mitad del parque. La pagoda ha tenido que ser restaurada dos veces debido a sendos terremotos, y guarda en su interior reliquias, secretas escrituras budistas y restos de monjes.


    Hasta el momento lo que nos estaba costando mas era encontrar sitios interesantes para comer o cenar. Por la noche intentamos ir a un teppanyaki que nos habían recomendado, así que cogimos un taxi como habíamos hecho hasta el momento. De repente, en medio de una gran avenida (la verdad que en esta ciudad las avenidas son bastante grandes y abundantes) no demasiado iluminada el taxista nos hace gestos preguntando si seguir por la avenida o donde detenerse. Nosotros no teníamos mas idea que la dirección que teníamos escrita, y dándonos cuenta que el conductor tenía la misma idea que nosotros de a donde queríamos ir decidimos bajarnos y preguntar antes de alejarnos mas. Nada mas pisar la acera nos empezamos a arrepentirnos. A esas horas por ahí no pasaba nadie. Empezamos a andar sin rumbo tratando de encontrar alguien a quien preguntar y finalmente lo conseguimos, pero sin ningún avance. Las indicaciones que nos daban las distintas personas eran contradictorias y cada uno nos enviaba por sentidos opuestos. No sabíamos donde estábamos con seguridad, pero no queríamos volvernos al hotel derrotados. Seguimos andando, estábamos casi seguros de que la calle era la correcta, pero no entendíamos los números que veíamos en los edificios no parecían seguir un orden lógico para nosotros. Finalmente y tras mucho andar, cruzar la avenida de un lado a otro (los pasos de cebra no están muy cerca en algunas ocasiones y hay que andar un rato) y preguntar llegamos a lo que mas tarde supimos que era The Place. De pasar de una avenida casi a oscuras llegamos a un gran centro comercial sobreiluminado con tiendas y restaurantes y una pantalla LED gigantesca en lo alto donde se trataba de simular estar bajo el océano. Esto fue lo primero que empezó a hacer que mi idea sobre este país comenzara a cambiar.
    Gran final para un gran día.

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