23 de septiembre de 2011

Dia 5 - Beijing

Hemos llegado al último día de turismo en la capital China, y decidimos comenzar por uno de los mas grandes, importantes y sagrados monasterios Budistas Tibetanos del mundo, el Templo de los Lamas o Yonghe Temple (雍和宮). Efectivamente es ambas cosas, templo y monasterio. Comenzó a construirse en la dinastía Qing y era la residencia de la corte de los eunucos. Después se convirtió en la vivienda del Emperador Yongzheng y regaló la mitad a un lama perteneciente a la Secta Amarilla, llamada así por el color de sus vestidos.
El recinto está compuesto por un gran número de pabellones y salas que combinan varios estilos arquitectónicos como el Han, el Manchu, el Mongol y el Tibetano. De entre todos destaca el Pabellón Wanfu. Desde el exterior se aprecia una construcción de tres plantas, sin embargo su interior es íntegro sin pisos para dar cabida a una escultura del buda Maitreya de 26 metros de altura y 100 toneladas. Es la mayor escultura hecha en tronco de árbol del mundo y una placa garantizaba su inclusión en el libro Guiness de los Records.
Cientos de personas se acercan a diario a rezar y dejar sus ofrendas como dictan las costumbres budistas.

A continuación nos dirigimos hacia la Torre del Tambor y la Torre de la Campana. Fuimos en metro, y la parada no se encuentra justo al lado, sino que hay que andar unos diez minutos, pero nos sirvió para ver como son los barrios del centro turístico.
La Torre del Tambor (鼓楼) tiene casi 47 metro de altura y solía contener 25 tambores guardianes, uno de ellos representaba un año completo mientras que el resto lo hacían de los veinticuatro periodos solares, pero en la actualidad solo queda uno.
 En su interior había un artefacto que me llamó la atención, se llama Bronze Kelou, y era utilizado para medir el tiempo inundando con agua tres pequeños recipientes hasta llegar a un último mas grande. En un lado se encuentra instalado el Dios de los Platillos, de tal manera que cada cuarto de hora los platillos son golpeados ocho veces. Además en el último recipiente se instalaba una de las 24 tablas con el que se podía seguir el periodo solar en el que se encontraban.

La Torre de la Campana (钟楼) alberga una campana de bronce que es la mas grande y pesada de toda China con 63 toneladas y siete metros de altura.

Ambas torres juntas forman un sistema con el que se anunciaban las horas en las dinastías Yuan, Ming y Qing, pero también eran utilizadas para anunciar ataques enemigos o la apertura y cierre de las puertas de la ciudad.

Después de subir y bajar por las enormes escaleras hasta lo alto de ambas torres estábamos cansados y no podíamos esperar a llegar a Tailandia, así que nos tomamos un merecido descanso dándonos un masaje en el
Oriental Taipan Massage & Spa. Nos dimos uno relajante de aceite y contrariamente a lo que esperaba fue muy similar a los que me daba en Tailandia. El local era muy tranquilo y bonito, estaba bien decorado y los dependientes hablaban en perfecto ingles, así que la diferencia de precio se noto en la factura, pero mereció la pena.

Con energías renovadas nos dirigimos hacia el último punto del día. El tiempo se nos volvió a echar encima, y es que no terminábamos de adaptarnos al horario y las tardes se nos hacían demasiado cortas.
En la calle de la caligrafía (琉璃厂) se encuentran los mejores establecimientos dedicados a la escritura china. Hay multitud de ellos y es habitual encontrarse con alguna persona demostrando su habilidad en el suelo


Volvimos a cenar a The Village, y la comida fue fantástica, pero ninguna cena en este país superaría la de la noche anterior. Cuando llegamos al hotel preparamos las maletas para partir al día siguiente.

15 de septiembre de 2011

Dia 4 - Beijing - Palacio de Verano

La nube seguía sobre el cielo de la capital y caían algunas gotoas cuando comenzamos el nuevo día. Por un lado nos protegía de los fuertes rayos del sol, pero por otro nos impedía disfrutar de algunas maravillosas vistas, como nos ocurrió este día.

Nos acercamos con el metro hasta la parada de Bagou. Según habíamos visto en el mapa luego tendríamos que andar un poco, algo razonable, en dirección al rio. Pero no resultó ser así.
Primero no conseguimos orientarnos bien con el mapa y no sabíamos si seguir el camino hacia la izquierda o hacia la derecha, así que decidimos preguntar pero no nos sirvió de mucho. A cada persona le entendíamos cosas distintas con sus palabras y sus gestos. Vimos  otra pareja que parecía en la misma situación, puesto que al salir del metro fueron en una dirección y mas tarde volvieron sobre sus pasos en dirección contraria. Hablamos con ellos y finalmente optamos por coger un taxi los cuatro. Y menos mal! porque a ojo calculo que andando hubiéramos tardado mas de media hora en llegar.

En 1856 estallo la Segunda Guerra del Opio que enfrento a una alianza compuesta por el Reino Unido y Francia contra China, que en ese momento vivía bajo la Dinastía Quing. Cuatro años mas tarde la alianza anglo-francesa invadio Pekin y ocuparon, saquearon y quemaron el Palacio de Verano y el Templo del Cielo.
Es indignante y frustrante pensar que tales obras de arte hayan podido ser dañadas por unos barbaros, pero por suerte hoy en día se puede apreciar casi como en sus inicios.

Por fin llegamos al Palacio de Verano (頤和園). Consiste en un gran complejo que combina muchos elementos del arte chino como pabellones, jardines, lagos, estanques, puentes, torres, estatuas, etc. Construido en 1750 y restaurado y ampliado en 1866 por la Emperatriz Cixí con fondos destinados a la Marina Imperial,  se convirtió en su lugar de residencia veraniega.
Está principalmente dominado por la Colina de la Longevidad y por el Lago Kunming. La colina tiene una gran cantidad de puntos de interés pero el que mas destaca es el Templo de la Inmensa Gratitud y Longevidad

 La Torre de la Fragancia de Buda constituye el centro del paisaje del palacio.

El Pabellón de Bronce Baoyun era usado por los Emperadores para los rezos, y todos sus componentes como vigas, pilares, baldosas, etc fueron fundidas en bronce mediante las técnicas tradicionales.

El Mar del Templo de la Sabiduría estaba decorado en su interior con 1.110 estatuas de Buda
Los alrededores del lago tienen tantos puntos de interés como la colina.
El Barco de Mármol recuerda a la gente que el dinero utilizado para la reconstrucción del palacio estaba destinado a la Marina Imperial, y era el lugar elegido por la Emperatríz para la celebración de fiestas.

El puente de los 17 arcos que conecta con la isla Nanhu Dao

El Pabellón de las Ocho Dimensiones, por su forma octaédrica, desde donde se podía ver a través de sus lados toda la extensión del terreno.

El número de salas, puentes, jardines, edificios, caminos, escaleras y corredores forman un auténtico laberinto por el que puedes perderte y llegar a zonas realmente bellas y tranquilas. Es ese tipo de lugares en los que puedes ir de vez en cuando simplemente a pasear y disfrutar detenidamente, y cada vez vuelves con la sensación de haber descubierto algo nuevo. Por desgracia nuestra estancia solo nos permitió ver lo esencial.

Antes de salir del recinto nos paramos en uno de los locales que hay para comer, y yo me pedí  unos noodles con ternera y tomate al estilo tradicional por menos de 20¥.
Salimos del palacio por la misma puerta por la que habíamos entrado con intención de volver a la parada de metro a la que habíamos llegado, pero nos encontramos con algo con lo que vivía contínuamente en Tailandia y no esperaba encontrame aqui también: los taxistas. En cuanto salimos por la puerta unos cuantos se acercaron y se ofrecían a llevarnos, pero seguimos adelante rechazandolos hasta llegar a la orilla de la carretera. Normalmente los primeros que se acercan suelen ser los mas pillos y los que querrán negociar contigo la carrera y vete a saber si te darán un paseo por la ciudad sin que lo sepas, en ocasiones incluso son taxis sin licencia. Empezo entonces la batalla ya conocida. Yo preguntaba directamente si nos ponían el taximetro (nunca negocio con un taxista porque se que siempre voy a perder, y si tienen taxímetros no veo porque hay que negociar nada), y ellos sin responderme me preguntaban donde iba, y a continuación se volvía a repetir la situación al menos un par de veces. Ellos al final contestaban afirmativamente, y una vez que les enseñabas tu destino te daban su tarifa hasta el lugar, que por supuesto rechazaba y acto seguido me dirigía al siguiente. Al final, y con algún mosqueo por su parte por no querer ceder a su chantaje, nos marchamos de la zona andando con la esperanza de encontrar otro medio de volver. Por suerte al poco tiempo de andar paramos otro taxi que circulaba por la avenida y acepto de buen grado llevarnos.

Siguiente parada: Templo del Cielo (天坛). Es un complejo rodeado de preciosos y extensos jardines que pertenece a la religión Taoísta en el cual los Emperadores, que eran considerados Hijos del Cielo y administraban los recursos terrenales, acudían una vez al año a celebrar ceremonias en las que rezaban y pedian al Cielo una buena temporada de cosechas. Fue mandado construir por el Emperador Yongle, responsable de la construcción de la Ciudad Prohibida.
Sus construcciones mas importantes son:
  • Hall of Prayer for Good Harvests. Lugar donde se realizaban las oraciones. Está completamente construido en madera y no se utilizaron clavos en su construcción.





















  • Imperial Vault of Heaven. Similar al anterior, pero de una sola altura y rodeado por una pared circular que según dicen puede transmitir soniod a largas distancias. En el centro se encuentra el santuario donde reside la lapida del Dios del Cielo

  • Y el Circular Mound Altar formado por una plataforma de tres alturas y que debido a su diseño el sonido del rezo se reflejaba por sus barandas creando una resonancia que ayudaba a comunicarse con el Cielo. 
     Desgraciadamente nos entretuvimos mas de la cuenta en el Palacio de Verano y nos cerraron el Altar antes de que pudiéramos llegar al Altar, así que caminamos de vuelta hasta la entrada. Para que os hagais una idea tardamos mas de veinte minutos, y por el camino nos encontramos a personas mayores practicando ejercicios de estiramiento en soledad en zonas algo mas retiradas y tranquilas alejadas de los turistas. Algunos eran capaces de levantar una pierna casi a la altura de la cabeza y apoyado sobre un arbol mantenerse unos minutos. Sorprende lo en forma que se encuentran estas personas cuando los ves subir cuestas o escaleras a esas edades y sin mucho mayor esfuerzo que el nuestro.

    Por la noche encontramos lo que no hicimos la noche anterior, y fue de casualidad. En el hotel pedimos que nos recomendaran alguna zona para ir a cenar que tuviera un poco de todo, y esta vez con la dirección bien escrita el taxi nos llevo a la primera. No sabíamos exactamente donde íbamos, y no nos esperábamos una zona de repleta de restaurantes y bares en varias plantas al mas puro estiro moderno pero a lo asiático. El lugar se llama Sanlitun Village. Nos pusimos a ver el índice y voilá! allí estaba el ansioso Tairyo Teppanyaki. No hubieron dudas y entramos. Quizás haya sido la noche que mejor hayamos cenado. El luegar era precioso y la comida excepcional. Se notaba además porque estaba lleno de occidentales que en su mayoría supuse que eran expatriados porque compartían mesa con orientales.
    Una lástima no haber descubierto el lugar un poco antes.