21 de mayo de 2008

Koh Chang

¿Hacía cuanto tiempo que no iba a la playa? Pues si la memoria no me falla creo que desde Navidad que estuve en Koh Samui con Sam. Yo llevaba ya unas cuantas semanas pidiendo un fin de semana de relax en la playa donde hacer un retiro espiritual, leer, escuchar música, pasear, dormir, ... Y mis deseos se cumplieron a medias.
Si he estado en la playa y me he podido bañar, pero no habré estado tirado en la toalla mas de una hora. La isla elegida es la segunda mas grande de Tailandia después de Phuket. Está relativamente cerca de Bangkok y cerca de la frontera con Camboya. En frente de sus costas se produjeron batallas navales y ahora algunos de los buques franceses hundidos pueden visitarse buceando. Koh Chang es además un bonito parque nacional muy montañoso, con cascadas escondidas en su frondosa selva.

El lunes fue festivo en Tailandia debido al Día religioso Wisakha Bucha muy celebrado por la comunidad budista ya que festeja la iluminación de Siddharta Gautama (fundador del budismo) y se celebra en la luna llena de Mayo ya que el calendario budista es de tipo lunar.
Y como nosotros aún no somos budistas pues lo aprovechamos para tener un día mas de viaje. Como es final de mes y la economía no está para lujos nos fuimos en autobús. Lo cogimos sobre las ocho de la mañana, imaginaros el madrugón, y llegamos al puerto sobre las dos porque en el pueblo de Trat tuvimos que coger un tuk-tuk que nos llevara al puerto y de ahí un ferry hasta la isla. Una vez en la isla otro tuk-tuk durante cuarenta y cinco minutos hasta el resort. El que teníamos pensado alojarnos y que la guía decía que era de los mas bonitos y hippies lo descartamos nada mas verlo. Cabañas de bambú y paja muy pequeñas con un colchón en el suelo bastante sucio y que a mi me daba la impresión que si subía las escaleras y abría la puerta la cabaña se desmontaría y me quedaría con el pomo en la mano. Yo soy capaz de dormir en cualquier sitio incluso en un saco en medio de la selva, pero solo si es necesario.

Menos mal que al rededor de este habían otros y finalmente cogimos un bungalow de cemento y con cama bastante mono y en primera linea de mar, así que dormí escuchando las olas.
Una vez instalados baño en la playa. Como estamos en época de monzones pues el mar estaba con mucho oleaje, corriente y había bandera roja. Nos avisaron que no nos metiéramos con mas agua de la cintura y así hicimos porque hubiéramos acabado en Madrid.

Por ese día poco mas. Una cena a base de pescado cogido por ellos mismos y a dormir.

Al día siguiente y tras un brunch por la hora en la que nos levantamos nos fuimos otra vez a la playa a tirarnos y disfrutar del buen día que hacía. Después de dejar las toallas decidimos dar un paseo hasta el final de la playa para inspeccionarla, y cuando llegamos al final unos chicos de un bungalow del que se escuchaba la música regae a varios metros a la redonda, nos llamaron para que subiéramos, y nuestra sorpresa fue mayúscula cuando vimos que tenían un bungalow de lujo con parket, televisión de plasma, home cinema, jacuzzi y piscina!!! Estaban allí celebrando el cumpleaños de la novia de uno de ellos y nos quedamos allí a darnos unos chapuzones y tomar una copita con ellos.

Al final nos invitaron a volver aquella misma noche porque lo iban a celebrar en la playa, y nosotros aceptamos. Aún tuve tiempo para relajarme un rato en la playa y leer hasta que anocheció. Momento de recoger, ir a la habitación, ducharse, cenar y volver a visitar a los nuevos amigos. Cuando llegamos no encontramos a la cumpleañera porque estaba acostada después de haberse emborrachado por la tarde hasta el punto de haber vomitado. Al rato llegó otro amigo brasileño pero que hablaba muy bien español y allí estuvimos todos. Nuestros anfitriones no dejaban que nuestros vasos estuvieran por debajo de la mitad y continuamente estaban encima nuestro ofreciéndonos cosas. Estuvimos practicando capoeira y muai tai y como toda fiesta en la playa acabamos bañándonos en la playa, excepto los tais que me dijeron que ellos nunca lo hacían de noche, una pena porque es lo mas bonito.

Como ya íbamos mojados, en el camino de vuelta pasamos por en medio de un resort que tenía una piscina preciosa, así que con mucho sigilo porque estaba todo el mundo durmiendo y no queríamos despertar al guardia, nos metimos en la piscina y estuvimos un rato disfrutando de lo caliente que estaba a esas horas.

Y tras esto llegamos al lunes donde después del brunch empezó a llover y nosotros iniciamos nuestro camino de regreso a Bangkok donde llegamos a las diez de la noche.

PD. El mundo es un pañuelo, y un tiempo mas tarde nos volvimos a encontrar a esta gente en Bangkok y nos llevaron de fiesta a un bar típico thai por la zona de Kaoh San

14 de mayo de 2008

Kanchanaburi

Otro fin de semana sobre ruedas. La semana antes de salir estuvimos planeando el viaje y las cosas que íbamos a ver: que si un templo con tigres sueltos, que si paseo en elefante, que si rafting, que si unas cascadas, que si el cementerio, ....

En el pueblo de Kanchanaburi se encuentra el puente sobre el río Kwai que se hizo famoso gracias a la película y sobre el puente pasa el llamado ferrocarril de la muerte que va desde Bangkok hasta Rangoon (capital de la antigua Birmania). La historia de este ferrocarril es que fue ordenado por el ejército japones en la Segunda Guerra Mundial pero fue construido mayormente por prisioneros aliados de los cuales murieron un 25% debido a las condiciones infrahumanas en las que vivían y en las que trabajaban (sobreesfuerzos, malnutrición y enfermedades como el cólera y la malaria).

Pasado el pueblo de Kanchanaburi es donde se encuentra el tramo mas impresionante del ferrocarril porque transcurre sobre un pequeño acantilado y con un rio abajo. Así que decidimos coger un tren directo desde Bangkok hasta el final del trayecto. El viaje fue un poco pesado primero porque salía tempranísimo y hubo que madrugar mucho, segundo porque fue muy largo y tercero porque fue incomodo (prometo que este es mi último viaje en un tren en Tailandia).

Cuando llegamos al final del tramo optamos por coger un pick-up que nos llevara directamente al hostal en lugar de volver en tren.
Después de un baño en la piscina y de una rica comida nos alquilamos unas motos para lo que quedaba de ese día y para el siguiente. Tras inspeccionar un poco el pueblo e ir a ver el puente con la moto, nos fuimos a cenar a una terraza muy maja y luego a tomar unas copas a un auténtico bar motero donde aparcamos nuestras vespinos al lado de las choppers. Hasta los cuartos de baño eran temáticos.


Al día siguiente empezó nuestra ruta. En el viaje venían tres compañeros de la oficina de El Cairo y David. Primero fuimos a una cascada a la cual se llegaba por la carretera nacional todo recto, o eso decía el mapa, pero la realidad fue que tardamos el doble, nos perdimos dos o tres veces y en alguna ocasión acabamos metidos por caminos de tierra pensando que habría que atravesar una montaña para llegar.

Pero finalmente y con ayuda del mapa y los lugareños conseguimos llegar, y el agua nos vino de perlas porque el calor y el sol que hacía era espantoso.


Refrescados y contentos volvimos a coger nuestras motazas y fuimos a buscar el lugar para hacer el paseo en elefante. A mitad de camino vimos unas nubes muy feas en la dirección en la que íbamos y empezaron a caer algunas gotas, así que decidimos dar media vuelta. Llegamos a uno tras parar un par de veces y finalmente ser guiado por un hombre muy majo que fue delante con su moto, pero eran ya las cuatro y pico y ya no daban paseos, luego fuimos a otro pero no hubo suerte, pero tenían un montón de elefantes al rededor y estuvimos un rato sacandoles fotos y dándoles de comer.


Volvimos, esta vez mas cómodos que en el tren, al final del tramo del ferrocarril para hacer mejores fotos y pasear un rato. Todavía se mantenía el agujero que una bomba provocó en 1945


Hasta este punto habrían unos 60km que ahora recorreríamos de un tirón hasta volver a Kanchanaburi. El trayecto era bonito porque en el paisaje se contemplaba mucha vegetación y montañas, pero la carretera era demasiado recta para mi gusto. Tuvimos algún tramo donde la lluvia nos obligó a refugiarnos, pero solo fueron cinco minutos, y en la última parte redujimos la velocidad porque las gotas se clavaban como alfileres en la cara.
La última parada fue en el cementerio de la guerra donde están enterrados todos los soldados aliados y los trabajadores tailandeses que murieron construyendo el puente.


Luego devolvimos las motos, en total habríamos hecho unos 150Km, Hicimos nuestra segunda comida del día y serían las seis de la tarde y cogimos una furgoneta que nos devolvió a la ciudad.

PD. Este viaje lo hice antes que el de Hanoi, pero lo he escrito ahora porque si. Ale.

8 de mayo de 2008

Hanoi

Good morning Vietnam!!! o por la penosa guerra contra los americanos en la que fueron humillados son los dos motivos por los que es mas conocido Vietnam o Viet Nam como descubrí que se escribía en vietnamita, pero la realidad es otra y es uno de los países con mayor crecimiento económico del mundo y Hanoi una preciosa ciudad colonial resultado del colonialismo francés del sigo XIX y con un barrio antiguo lleno de pequeñas calles estrechas donde continuamente ves pasar mujeres cubiertas con el típico sombrero vietnamita portando dos cestas colgadas de un palo que llevan al hombro en las que llevan los ingredientes necesarios para prepararte una deliciosa sopa vietnamita o dulces típicos heredados de los maestros franceses.

Con mi hermana y su marido ya aterrizados en Bangkok y después de hacer unas compras rápidas porque llegaron con una mano delante y otra detrás y sin maletas porque decidieron quedarse de turismo en París, volvimos al aeropuerto para volar hasta Hanoi donde nos recogieron para llevarnos al hotel. Las dos primeras impresiones al bajar fueron: el caos de coches y motos entrelazándose entre si en los cruces y con continuos pitidos para todo, allí lo usan como intermitente o para avisar al de delante que está detrás, y las bonitas casas coloniales que después descubrimos que su estrechez está relacionado a los impuestos que pagan.
Llegamos al hotel y descargamos, pero como el avión había tenido retraso (novedad!!!!) pues era cerca de media noche no había ningún restaurante abierto, así que acabamos tomando una cerveza con un sandwich en un bar.

Golpes de martillos y sierras nos despertaron antes de que sonara el despertador a las siete de la mañana, y es que al hostal estaban dándole los últimos acabados en la zona de las escaleras. Nos recogió una furgoneta a las ocho y dos horas después llegamos al puerto donde cogimos un precioso barco que durante ese día y el siguiente nos haría un recorrido por la bahía de Halong. El barco era todo de madera con unos camarotes preciosos, una cubierta con hamacas para relajarte tomando el sol y disfrutando de la vista con una bebida en la mano.

Cuenta una leyenda que cuando Vietnam luchaba contra los chinos, los dioses enviaron una familia de dragones para ayudarles. Estos dragones empezaron a escupir joyas y jade por toda la costa que luego se convirtieron en islas y que les protegió al formar una gran barrera. En Halong hay casi dos mil islas, así que ya os podéis imaginar.

Cuando ya habíamos dejado todas nuestras cosas e inspeccionado todo el barco nos sentaron para la primera comida mientras el barco zarpaba. Comida típica vietnamita y que se parece mucho a la tailandesa, imagino que será la típica del sureste asiático porque en Laos y en Camboya es similar. Después una rápida siesta en cubierta porque nos acercamos a ver un pueblo flotante. No era tan grande como el que vimos en Siem Reap pero este era mas bonito por ser mas pequeño, acogedor y el entorno que lo rodeaba. Anteriormente este pueblo vivía en mar abierto, pero no tenían forma de predecir el tiempo y muchos pescadores salían por la mañana y no volvían arrastrados por tormentas, así que en 1994 decidieron moverse a esta zona donde están mucho mas protegidos y en caso de tormenta pueden acudir a tierra firme. En el pueblo tienen un pequeño colegio donde los niños acuden, pero si quieren continuar la escuela secundaria tienen que ir a tierra, venden el pescado que consiguen en supermercados en tierra y reciben arroz y agua que el gobierno les proporciona. Unas niñas nos recogieron en unas barcas a remos y nos dieron una vuelta por el pueblo. A la vuelta disfrutamos del primer baño, donde nos sorprendió lo poco salada que estaba el agua.


Antes de la cena tuvimos mas relax en las hamacas, y ya de noche... pues mas relax pero con cerveza.

Al día siguiente pronto de pié porque nos llevaron a ver una cueva inmensa. Dentro habitaron pescadores pero ahora han fabricado un camino que recorre la cueva y te enseñan la imaginación de esta gente que no paran de decirte "a que no sabes a que se parece esa piedra? pues a Papa Noel" y cosas de ese estilo.

El crucerito va llegando a su fin. Otro baño corto, una comida un rato de hamaca y ya nos vemos entrando en el puerto. Dos incomodas horas de vuelta a Hanoi y a media tarde ya hemos dejado la mochila en la habitación y estamos saliendo por la puerta. La primera parada fue la plaza donde se encuentra el Mausoleo donde descansa los restos embalsamados de Ho Chi Min que una vez al año mandan a Rusia a ver a su compañero Lenin y a que le den una puesta a punto, algunos dicen que son los mismos del museo de cera Madame Tussauds.

Luego la pagoda de pilar único que descansa sobre un solo pilar encima del agua y que se cargaron los franceses justo antes de irse y que tuvo que ser reconstruida después, no pudieron dejar solo las fabulosas pastelerías y tuvieron que dejar otro tipo de huella.

La noche empieza a caer y decidimos ir a la zona del lago Hoan Kiem donde se dice que una tortuga proporcionó una espada al emperador para derrotar a los Chinos y que al día siguiente esa misma tortuga devolvió a los dioses.

Allí nos comimos unos helados de arroz joven y nos fuimos con el a pasear por un mercado nocturno para acabar comiendo en el Little Hanoi rollitos de primavera vietnamitas que te haces tu mismo. Desde que lo había escuchado había esperado el momento de tomarme una Bia Hoi y por fín lo hicimos. Nos sentamos en una silla de plástico de las que usaba cuando era pequeño y en las que ahora las rodillas quedaban por encima de mi cintura, en un puesto del Bia Hoi Corner. La Bia Hoi es una cerveza que hacen estos chiringuitos el mismo día y que tiene que ser consumida ese mismo día porque no está fermentada y le da mucho mas sabor, aunque también está mas suave y te cuesta cada vaso unos 25 céntimos de dolar, así que dicen que por unos 10$ puedes tomarte unos cien vasos y hacer amigos.

Esta vez no hubieron martillos ni sierras, pero si mucho tráfico y jaleo por la calle que estuvo peleando con mi sueño hasta que volvió a sonar el maldito despertador. ¿Es que uno no puede descansar ni los fines de semana? Cuando fuimos a salir por la puerta vimos que estaba lloviendo, así que tuvimos que comprar un paraguas. La verdad que no me importó la molestia de mojarte las piernas, ir encogido en el paraguas y atento al suelo porque hacía mucho tiempo que sentía estas sensaciones.
Fuimos al Templo de la Literatura que está dedicado al filósofo chino Confucio y fue la primera universidad de Vietnam. Allí están grabados en grandes piedras los nombres de los alumnos mas laureados y que rodean uno de los patios.

La lluvia seguía apretando y no nos poníamos de acuerdo con los taxistas, así que decidimos ir andando hasta la Opera, pero por suerte a mitad de camino dejó de llover y ya no volvería a hacerlo en todo el día.

De tanto andar nos entró hambre, y como "donde fueres haz lo que vieres" pues nos comimos una sopa vietnamita en un restaurante cerca del lago.

Con mas fuerza seguimos el paseo y lo siguiente fue un templo que está en medio del lago, pero pasas a través de un puentecillo muy bonito y muy cerca del lago estaba el teatro donde se representan el espectáculo con las marionetas de agua, que consisten en unas marionetas de madera que son manejadas mediante un palo de madera en su base y la representación se hace sobre el agua, por lo que el palo de madera no se ve y parece que anden sobre el agua. El origen, se dice, que proviene de los aldeanos que trabajaban en los campos de arroz y se entretenían los unos a los otros cuando los campos estaban inundados.



Por último dimos una vuelta por el mercado nocturno y después volvimos al Bia Hoi Corner para gastar nuestros últimos dongs (moneda oficial de Vietnam) tomando cerveza.

Al día siguiente nuestro avión salía muy temprano, así que nos tuvimos que levantar a las cinco de la mañana.

Una crucecita mas en el mapa.